jueves, 12 de noviembre de 2015



La vida de Maria Felix
CARTA POR MARÍA FELIX


Por:
Fernando Macotela
Vengo de regreso del Palacio de Bellas Artes, allí está el ataúd con los restos de María Félix, resulta difícil creerlo y les digo con sinceridad que por irracional que parezca la imaginaba inmortal, tal era su fuerza. Hace muchísimos años la soñé, en el sueño era muy cariñosa conmigo y así me enamoré de ella. Un día me la presentaron en una fiesta en el Hotel María Isabel por allá en el 67. Cocteau tenía razón "era tan bella que dolía". Varios años más tarde nos volvieron a presentar en Bellas Artes, era la noche del concierto de Lola Beltrán, aparte de saludarla yo quería que conociera al agregado cultural francés que la admiraba enormemente. Ella toleraba todas esas molestias con bastante paciencia.

Pero mi gran momento con ella fue ni más ni menos que en Versalles. Trabajaba yo en la embajada mexicana en París y un día, sin saber quién era, ayudé a un señor de aspecto serio y respetable que tenía días esperando sus invitaciones para los actos de la visita del Presidente Echeverría, luego me dijo que se llamaba Alex Berger. Cuando terminó la función de ballet que ofreció el Presidente de Francia al de México en el Teatro Luis XV del Palacio de Versalles, salíamos todos rumbo a una escalera cuando alguien me saludó, era Alex Berger, que le dijo a María —Mira María, éste es el señor tan amable de la embajada de quien te comenté— y agregó dirigiéndose a mi mujer —Señora ¿me haría el honor de dejarme acompañarla?— y le tendió el brazo al tiempo que me decía —¿Me haría el favor de acompañar a mi esposa?—, y así bajé una escalera de Versalles del brazo de María, ella, esbelta, delgadísima, radiante, en una túnica blanca de estilo griego que le dejaba los brazos descubiertos. Llevaba la famosa serpiente de brillantes que le diseñó Cartier especialmente y por petición suya. Al pie de la escalera se iniciaba una larga galería, por allí nos fuimos hasta desembocar en un salón donde tenía lugar la recepción. Era el 9 de abril de 1973, nunca me repuse de la experiencia.

Años después, con motivo de la entrega del Ariel de Oro por toda su carrera que le hizo la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, nos vimos varias veces (en tanto que Director de Cinematografía yo era Secretario de la Academia) y le mencioné, muy de pasada, el episodio de Versalles con grandes dudas de que lo recordara, no se acordó, pero para que uno de mis grandes sueños no sufriera desportilladura alguna, lo mencioné como restándole importancia, en realidad para mí lo importante no era que ella lo recordara sino que yo lo hubiera vivido.

Por entonces tramé con Enrique su hijo que me diera fotos de ella para hacer un calendario de la Cineteca Nacional en su honor. Él me las entregó según decía "casi a escondidas", pero siempre tuve la sensación de que eran fotos "de las maltratadas", como sacadas de alguna caja vieja. Me dijo que las había encontrado en un baúl en el sótano y nunca supe si había otras mejores. Allí le nació a Enrique la idea de hacer un libro con imágenes de su mamá, y si ven ustedes ahora un ejemplar (todavía está a la venta) encontrarán que las fotos del calendario de la Cineteca del año 1987 figuran en él. Siempre quise que me dedicara una pero nunca lo hizo, parecía que no le gustaba hacer eso ¿sería porque quería vivir el presente y esas fotos eran el pasado? No lo sé y aunque después estuve junto a ella en muchas ocasiones, no tengo ninguna fotografía con ella.

De esa época, una de las ocasiones más memorables fue la noche en que se ofreció la conferencia de prensa en el Hotel Camino Real para anunciar que volvería al cine para filmar un guión de Hermosillo intitulado Eterno esplendor. Desde la suite donde nos encontrábamos la acompañé hasta una sala de prensa, ella me dijo aludiendo a los periodistas —Lo que me fastidia es que van a empezar con el asunto de la edad— y le contesté —Pero ¿cuál edad? si tú eres eterna. Y ese día, a la obligada pregunta de —¿Y qué siente volver al cine a su edad?— ella respondió —¿Cuál edad? yo soy eterna— y yo me puse feliz. Esa noche en la cena en el Fouquet's (que estaba en el mismo hotel) me pidió que me sentara junto a ella y me contó la historia de las joyas que llevaba (antes había dicho, al descubrir un pectoral lleno de diamantes planos, que había pertenecido a un marajá, junto con pulseras, aretes y anillos —¿Querían esplendor? ...pues aquí lo tienen!—), yo le hice algunas preguntas de pobre y de neófito y me explicó cosas muy interesantes sobre cómo se compra ese tipo de joyas. Como cada vez que uno entraba con ella a algún lugar público, sonó María Bonita, ella levantó el brazo derecho y dijo —¡Gracias muchachos!— hacia los músicos que siguieron luego tocando canciones de Lara. Al cabo de un rato, después de que siguieron Rival, Cada noche un amor, Noche de ronda, Solamente una vez y otras, ella se volvió hacia mí y me dijo, con la misma maravillosa cara pícara con que la vería yo solamente dos o tres veces —Qué bonitas canciones me componía el flaco ése ¿verdad?— y se volteó hacia el otro lado, pero de inmediato como si algo se le hubiera olvidado, volteó hacia mí otra vez y agregó —¡Y lo bien que me las cantaba el charrito!—. Yo no sé si ella habrá dicho muchas veces estas cosas, pero esa noche me las dijo a mí, su cara no tenía precio, y sentí que la Historia de México de los años cuarenta, ésa que a todos nos produce nostalgia, acababa de atropellarme. Fue saliendo de aquella conferencia de prensa —yo la llevaba de la mano, medio escoltándola— cuando una periodista joven, no fea, con cara y voz de mensa, le preguntó —¿Qué se necesita para ser siempre bella?— y María le disparó —¡Hay que saber mucha ortografía!—.

El otro episodio mío, muy mío (bueno, en realidad es uno que nos pertenece a María, a Miguel de la Madrid y a mí) sucedió cuando don Miguel fue a la Cineteca para asistir a la entrega de Arieles el ocho de septiembre de 1986. Al visitar el Centro de documentación, María, como lo mencioné anteriormente, ese día iba a recibir el Ariel de Oro a toda su carrera de manos de De la Madrid. En tanto que Presidente de la República, estaba previsto que ella le dedicara una foto, se escogió una fija de la filmación de Río Escondido, en ella María está en Palacio Nacional de trenzas y rebozo, al pie de un enorme retrato de Benito Juárez. Gabriel Figueroa me comentó que de esa secuencia le encantaba una toma que había hecho en donde le había “colocado" como resplandor a María, detrás de la cabeza, uno de los enormes candiles que hay en ese salón del recinto. El protocolo presidencial exige que cuando el primer mandatario visita una institución, sea el director de ésta el que lo guíe, y por eso estaba yo allí, en primera fila. Las instrucciones eran que cuando llegáramos al Centro de Documentación sólo entraríamos el Presidente, María y yo, hasta la mesa en la que estaba la imagen; los demás invitados se quedarían afuera, en el Patio de la Cineteca. Así pues, pasamos, di la explicación —brevísima— de lo que había en el Centro, ya estábamos junto a la mesa y le anuncié al licenciado De la Madrid que María le dedicaría una foto suya de la película tal y tal. Yo estaba en una esquina de la mesa, don Miguel a mi izquierda y María a mi derecha, la pluma prevista estaba allí (yo llevaba otras dos en el bolsillo, por lo que pudiera ofrecerse), María la tomó, se agachó a firmar, dudó un momento y luego, con la cara más coqueta y traviesa que haya yo visto en mi vida, levantó aquellos ojos de Enamorada y le preguntó al Presidente —Y ... ¿el señor es?—, ella, la encarnación de la mujer universal, y él, de pronto, la encarnación del perfecto mexicano —Miguel de la Madrid, para servirle señora—, y ella dedicó la foto. Oímos lo sucedido ...nosotros tres, cuando más tarde comentamos el incidente los eternos envidiosos de María pusieron el grito en el cielo, y mientras más lo ponían, mejor se iba haciendo en mí el recuerdo, ni ella ni él se inmutaron, creo que eso es ser una estrella, y  pues bueno ...un presidente.

Lamentablemente con el tiempo María olvidó los detalles del episodio, se le confundió en la cabeza y cuando Enrique Krauze la entrevistó para su libro de memorias y fotografías —todo tan disfrutable— ella lo contó de una forma alterada y por demás arrogante (dijo que lo había mandado a formar una cola "como todo el mundo" si quería que le dedicara no recuerdo qué). Puedo asegurar que todo fue como lo he dicho, ella olvidó el nombre del Presidente y salió adelante con ingenio y coquetería, y eso es lo que vuelve la ocasión tan simpática así como la sobriedad y caballerosidad del primer mandatario en ese momento. Con María nos reímos mucho del incidente una vez que pasó, le hizo mucha gracia su propio olvido y cómo lo resolvió.

Un millón de detalles como ese hicieron que María fuera María. En un reciente viaje a Cuba un tabaquero (los que hacen los puros) me preguntó —por el sólo hecho de ser yo mexicano— que si conocía a María Félix y le respondí afirmativamente, me pidió entonces si yo le traería a México un regalo que él le quería hacer pues sabía que ella fumaba puros. Días después me lo llevó, era una cachimba hecha toda de tabaco, un puro, pero con toda la forma de una pipa. —Es algo muy difícil de hacer—, me dijo, y se lo creo, y le prometí llevárselo a María. A mi regreso de Cuba la Feria del Libro ya estaba encima, pensé que se la entregaría después pero no llegué a tiempo. Esta noche se la llevé a María.

Me costará trabajo entender que María ya no está; cuando ella salió de la capilla ardiente de Emilio Fernández acompañada por Carlos Monsiváis, la saludé y en ese momento un periodista le dijo que qué podía decir sobre la muerte de “el Indio”, contestó con gran sobriedad y sentimiento —Cumplió con su período, cada quien cumple con su período, él cumplió con el suyo—.

Si alguien cumplió con "su período" fue María, lo llenó hasta desbordarlo, fue una magnífica triunfadora, inteligente a más no poder, un ser excepcional. Qué bueno que de casi adolescente soñé con ella y me enamoré, y el amor me duró toda la vida y no tuve que decírselo, pero sí pude comprobar que merecía que uno se enamorara de ella. No tengo ninguna foto en donde estemos juntos, mejor, así la imagen que voy a mandar enmarcar para colgar frente a mí en mi estudio será una de ella sola, en toda su inefable belleza, esa que duele, de tan grande.


Fernando Macotela es director de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería de la Ciudad de México.

María Félix ha dicho en varias entrevistas: 
" Yo no soy ejemplo de nada ".
Pero ha demostrado con su talento, inteligencia y esfuerzo que alcanzar las metas que ella se propuso no son imposibles, que hay que disciplinarse y luchar por lo que uno quiere, no es al azar que ella eligiera como título para su autobiografía " Todas mis guerras ".

"La vida de una actriz es sueño y si no es sueño no es nada ".

No pertenece al partido feminista, piensa que no es luchando contra los hombres sino aliándose con ellos que el futuro de la mujer puede mejorar, la mujer debe prepararse para tener mejores oportunidades en el próximo milenio.



" Hay que prepararse para una maternidad responsable".

Salvador Novo que principió como enemigo de María y terminó admirándola, publicó en un periódico la tan esperada noticia para mucha mujeres: " Receta de la Belleza de María Félix " y comenzaba narrando a qué hora se despertaba, qué desayunaba, qué ejercicios hacía, pero finalizaba diciendo :

" Después que usted haga todo esto, necesita también tener ¡ la belleza de María !".

       

" No es suficiente ser bonita, hay que saberlo ser "

Ser un personaje, tener una imágen pública, sostener un éxito por décadas, parece cosa fácil pero atrás de todo esto hay inteligencia y disciplina. No es cuestión de ponerse a levantar la ceja o llevar unas peinetas en el pelo, o hablar, vestirse y moverse como La Doña, las que han tratado de imitarla han caído en el ridículo, se les olvida que hay que empezar por dentro.
A María siempre le ha gustado la vida independiente, cuando se divorció de Enrique Alvarez, no faltaron pretendientes que se ofrecieron a ponerle un departamento o una casa, pero ella mejor prefirió buscar un trabajo que estar diario esperando las órdenes de quien la hubiese mantenido.


" Primero número uno que número dos ".

Ha tenido y tiene muy buenas amigas, como : Frida Kahlo, Eva Perón, Leonor Fini, Collete, Dolores Del Río, Pita Amor, Leonora Carrington, Estela Moctezuma. Todas ellas mujeres talentosas e independientes.
En Diciembre de 1996 en un programa televisivo con Verónica Castro dedicado a la mujer, propone que sea una mujer la que ocupe la presidencia del país en el próximo periódo y la urgente necesidad de una mujer más preparada y responsable en la sociedad, la política y el hogar. Una mujer que solamente tenga los hijos que pueda educar y preparar para la vida porque:
" Las mexicanas no necesitan irse a la sábana, basta una mirada, para que queden embarazadas ".



" Sólo he sido una mujer con corazón de hombre "
María Félix primero se separó de Enrique Alvarez y tiempo después se divorció de él.


El hijo de ambos, Quique, quedó en un principio al cuidado de María pero en una visita que el Sr. Alvarez hizo para ver a su hijo, lo raptó y se lo llevó a Guadalajara sin que María pudiese hacer nada, inclusive ignoraba en dónde se encontraba su hijo.
Ya famosa en el cine, y casada con Agustín Lara decidió recuperar a su hijo, ya que ahora contaba con los medios para hacerlo. Con la complicidad de Agustín se fué a Guadalajara y raptó a Quique, regresaron a México.

Conviviendo con su hijo se dió cuenta que los mimos de la abuela paterna, lo tenían hecho un niño caprichoso e indisciplinado, como madre quería para su hijo lo mejor, por lo que decidió educarlo y disciplinarlo aunque tuviese que separarse de él.
María lo envió a diferentes colegios e internados, para terminar de pulir su educación lo envió a un colegio en Canadá que contaba con gran prestigio " The Upper Canada College ".
Cuando las calificaciones de Enrique eran excelentes, ella lo premiaba regalándole algo que el quería y permitiéndole traer un compañero del colegio cuando venía en sus vacaciones en México.



Una de esas vacaciones y preguntándole María qué carrera quería estudiar, él le contestó que quería ser actor de cine, ella trató de disuadirlo , pero viendo que él ya tenía bien tomada su decisión le exigió que antes hiciera otra carrera. Enrique eligió Ciencias Políticas haciéndo sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México, graduándose con altos honores. Ya con el título en mano expresó su deseo de comenzar una carrera cinematográfica. María le habló de los inconvenientes y responsabilidades que exige el espectáculo, lo aconsejó y apoyó siempre.

Con el nombre de Enrique Alvarez Félix hizo una carrera con éxito en el cine, el teatro y la televisión, se convirtió en un buen actor y tenía un público devoto que lo seguía a todas partes reconociéndole así su talento.
Orgullosa del éxito de su hijo, María asistía a las funciones de estreno de sus obras de teatro, develó placas de cientos de representaciones de obras como : "Drácula", " El Hombre de la Mancha ", " Mame ", " El Retrato de Dorian Gray", y muchas otras donde demostró su talento artístico.

En la vida privada eran grandes amigos, hablaban de sus proyectos y los consejos eran de María a Enrique y viceversa. Cuando ella estaba en París, él estaba al pendiente de las casas de México y Cuernavaca.

Durante toda su vida Enrique coleccionó fotos, películas, pinturas y cuanta cosa se publicara sobre María Félix, era su admirador numero uno.



En 1992 publicó un libro con fotografías de su madre, el prólogo esta escrito por Octavio Paz y Enrique escribió el epílogo donde con el título de " Una raya en el agua" hace una remembranza de su madre. La mayor parte de las fotos que se exponen aquí en Internet son parte de la colección de Enrique Alvarez Félix.

Todo parecía marchar muy bien, de pronto, en Mayo de 1996, un ataque masivo al corazón terminó con la vida de Enrique, para María fué terrible, perdió al hijo, al amigo y a su más grande amor.

María viajó desde París en donde se encontraba en esos momentos para venir a despedirse de su hijo.


María Después de un tiempo María rinde un tributo a su hijo con su nuevo libro " Una Raya En El Agua ", elaborado con la  colección de fotografías que Enrique tenía de ella.
Sus padres fueron Bernardo Félix y Josefina Güereña, el con sangre de indio yaqui, ella hija de españoles y educada en un convento en Pico Heights California.


Sus hermanos Josefina, María de la Paz, Pablo, Bernardo, Miguel, Ma. Mercedes, Fernando, Victoria Eugenia, Ricardo, Benjamín y María del Sacramento.







Le gustaba andar con su hermano Pablo desarrollándose una gran admiración por parte de María hacia su hermano, lo que fueron juegos inocentes en la niñez empezaron a parecerle peligrosos a la madre que observaba la veneración de que Pablo era objeto por parte de María, y habló con su esposo acerca de enviar a Pablo al colegio militar sin entrar en más detalles pues conocía el carácter fuerte de Don Bernardo.
Esa sería la primera gran pena para María pues  además de la separación se sintió que quedaba sola en medio de aquellas hermanas que no la entendían, contaba siempre con el apoyo de sus madre pero eso no era bastante para una niña que empezaba la adolescencia.

Un día recibieron la noticia de que su hermano Pablo había muerto en el colegio militar las circunstancias nunca fueron del todo aclaradas, María pasó de la pena a un dolor nunca antes sentido.




En Guadalajara..

Se fue convirtiendo en una belleza que desde los 13 años hacía volver la cabeza a sus compañeros de colegio y a hombres de mediana y avanzada edad.
 Un día los estudiantes le pidieron que fuera reina de la universidad, para María adolescente ser reconocida como belleza, ser coronada como reina y desfilar en una carroza por la ciudad fué un sueño que se hizo realidad y que continuaría para siempre gracias a la inteligencia, disciplina y férrea voluntad de María. 


Al poco tiempo y para evitar seguir bajo la disciplina de Don Bernardose casó con Enrique Alvarez, la juventud y la inexperiencia de ambos terminó en divorcio, de esta unión María tuvo su único hijo, Enrique Alvarez Félix.

María se desplazó a la Ciudad de México. Un día, a principio de los años cuarenta el Ingeniero Fernando Palacios la abordó en la calle de Palma y la convenció de hacer una prueba para el cine, ella no lo tomó en serio pensando que más bien el Ingeniero Palacios quería tener una aventura con ella pero una vez convencida que no era así le gustó el reto y aceptó, de allí en adelante todo sería historia y leyenda.









En su carrera cinematográfica María filmó 47 películas, todas con artistas de gran fama como Pedro Armendáriz, Rossano Brazzi, George Marchall, Yves Montand, Gerard Philipe, Vittorio Gassman, Curt Jurgens, Fernando Rey, Jack Palace,Fernando Fernán Gómez, Jorge Mistral, Arturo de Córdova,  Jorge Negrete, Carlos Thompson, Ignacio López Tarso, Emilio Fernández y muchísimos más.






María Félix y Agustín Lara (1945-1947). La canción María bonita fue escrita como regalo de bodas.


María se casó cuatro veces , con Enrique Alvarez, con Agustín Lara, con Jorge Negrete y con Alex Berger, actualmente desde hace 16 años tiene una relación con el pintor francés Antoine Tzapoff.

Vive seis meses del año en París y los otros seis en México, entre su casa de la Ciudad de México y la de Cuernavaca.

Ha recibido y sigue recibiendo honores, homenajes y distinciones y el cariño del pueblo de México.


En 1996 Francia la condecoró con la orden de Commandeur dans I´Ordre National des Arts et des Lettres, la más alta distinción que otorga el gobierno de Francia, siendo María la primera mujer en América Latina que la recibe. En París ocupa su tiempo en exhibiciones de arte, moda, antigüedades, museos y visitar a sus amigos, siendo la propietaria de la colección de pinturas "Cuando La Danza Se Vuelve Rito, Los Indios de México"  pintada por Antoine Tzapoff y que ha recorrido varios museos de la República Mexicana, en Valencia, España y actualmente en París, Francia en La Casa de la América Latina (se inaguró en Marzo de 1997).


En México aparte de arreglar su casa de la Ciudad de México y la de Cuernavaca, asiste a comidas o cenas en casa de sus amigos, da entrevistas a periódicos o programas de televisión que encuentra interesantes.

María de los Ángeles Félix Guereña 
Actriz cinematográfica mexicana.

Nació el 8 de abril de 1914 en Alamos, Sonora (México).
Dotada de una enigmática belleza latina, en su amplia filmo grafía (Que incluye melodramas campesinos y revolucionarios, dramas urbanos y adaptaciones de novelas realistas y naturalistas), encarnó a una criatura altiva y desdeñosa que se rebelaba ante el sometimiento de la mujer al macho arrogante.
 A medio camino entre la devoradora de hombres y el ideal de la beldad inalcanzable, representó como nadie el arquetipo de la mujer fatal.



Nacida en el rancho El Quiriego, cerca de Álamos, de niña se trasladó a Guadalajara, donde ganó un concurso de belleza. Estuvo casada con el compositor Agustín Lara (autor de Granada y el chotis Madrid, entre otras) y con el famoso cantante y también actor Jorge Negrete, con quien formó, en muchas películas, una pareja protagonista que ha pasado ya a la historia de la cinematografía mexicana.



"Yo tengo el corazón de un hombre"